Apenas aterrizamos en España y no dejan de revolotear en mi cabeza la gran multitud de vivencias que he experimentado en una semana durante mi estancia en Lohfelden como profesora acompañante de diez de nuestros alumnos en su movilidad.
Es difícil saber por donde comenzar y no dejarse nada atrás puesto que desde nuestro recibimiento en la entrada del colegio hasta nuestra despedida decidir que ha sido lo más gratificante y enriquecedor es difícil.
Sentirme parte de un centro al que no pertenezco, participar de su día a día, aprender de otros compañeros y sobre todo ver como nuestro alumnado se integraba allí superando cada día un nuevo reto ha hecho que anhele poder volver a vivir esta experiencia. Han sido innumerables las sensaciones que se agolpaban en mí al ver que toda una cultura local estaba dispuesta a acogerme, a compartir conmigo su forma de vida, su forma de trabajar e incluso su propio hogar. Estoy enormemente agradecida a Jochen, Alexandra y Dorotea por hacerme partícipe de su día a día, por hacerme sentir parte de su familia aún cuando no los había visto, por pasar su tiempo explicándome su cultura, su historia, sus tradiciones, o simplemente tomar un café en el jardín mientras intercambiábamos impresiones e ideas.
Sin lugar a dudas, este viaje me ha aportado seguridad, confianza e independencia; me ha hecho crecer como persona; valorar mi país y costumbres; adoptar una actitud positiva ante otra cultura u otra gastronomía; superar miedos y destruir estereotipos.
Antonia García González