Este curso he tenido la suerte de ser elegida para realizar un job shadowing a otro país con el fin de poder aprender de otros. Mi compañera Mariví y yo comenzamos en el mes de octubre realizando una búsqueda de centros educativos que nos gustaría visitar.
Aunque fueron bastantes las ofertas pasando por nuestros vecinos portugueses y llegando hasta la India, finalmente nos decidimos por hacerlo a Holanda ya que son considerados como punteros en lo que a educación se refiere.
Mis objetivos eran en primer lugar mejorar mi competencia lingüística para de esta forma mejorar mi día a día con mi alumnado. En segundo lugar, quería conocer cómo funcionaba su sistema educativo para poder compararlo con el nuestro y así poder entenderlo mejor. En tercer lugar, como profesora de un idioma extranjero, me interesaba aprender nuevas metodologías que me ayuden a enseñar inglés a mi alumnado, ya que no siempre es fácil enseñar un idioma cuando no se está en contacto con el mismo, no se tiene la motivación necesaria o se carecen de los recursos que lo hagan posible. Finalmente, como persona innovadora que me considero, quería aprender nuevas aplicaciones e innovaciones tecnológicas que pudiera aplicar en el aula para despertar el interés y motivación de mi alumnado.
Todo esto ha sido posible gracias a Sabine Veenendaal, profesora de alemán y coordinadora en el centro público de educación secundaria COPERNICUS SG. Desde el primer momento, me ayudó a confeccionar mi acuerdo de aprendizaje partiendo de aquellos objetivos que yo tenía, me gestionó el poder entrar en todas las clases que necesitaba y me explicó en detalle cómo funciona el sistema educativo holandés además de permitirme impartir una clase de geografía en inglés a su alumnado.
Una vez todo preparado, el pasado 27 de mayo, viajé hasta Hoorn con una maleta llena de ilusiones, pero también de miedos. Nunca antes había participado en un programa Erasmus+ y mucho menos había realizado un job shadowing. Me aterraba no saber qué hacer, no hacerlo bien o al menos no todo lo bien que se esperaba, tener dificultades para encontrar el sitio, no llegar a tiempo…
Durante una semana formé parte del COPERNICUS SG como una profesora más. Es increíble como toda una comunidad educativa que no te conoce te abre sus puertas, te ayuda cuando estás perdida por los inmensos pasillos, te explica lo que no sabes y sin negarse contestan a las miles de preguntas que se agolpan en tu cabeza. No quieres dejar nada en el tintero, quieres saber todo para poder compartirlo con tus compañeros en el
IES ANTONIO DE MENDOZA y al mismo tiempo que vas preguntando vas pensando si puedes o no aplicarlo en el centro, con el alumnado o en el aula.
Fue una semana muy ajetreada que yo definiría como intensa y agotadora. Todas las mañanas las pasaba en el COPERNICUS de aula en aula tomando notas, observando y reflexionando, con reuniones con Paul, Peter, Alby o Claudia entre otros, para ver cómo funciona su sistema, con qué recursos cuentan, qué uso hacen de ellos…
Por las tardes, sin apenas probar bocado al mediodía, viajaba a algún lugar cercano para conocer su cultura y
tradiciones. Así, visité AMSTERDAM que me sobrecogió. Esperaba una gran ciudad bulliciosa y llena de ruido, siempre había oído hablar de ella, de las bicicletas y de los canales, pero lo que me encontré allí fue totalmente distinto. No esperaba estar allí
rodeada de tantas bicicletas por todos lados, los canales me parecían más numerosos y más grandes y el silencio y la tranquilidad que se respiraba en sus calles eran interrumpidos únicamente por el “ring ring” de alguna bicicleta que se aproximaba. Ahí entendí, porque las casas están ladeadas hacía los lados o hacía adelante hasta el punto que se las conozcan como “las casas danzantes” , porque en vez de comprar un terreno para construir una casa compras una plataforma en el agua y porque están tan
concienciados con el medioambiente. Sin olvidarme, del exquisito olor a queso que salía de las numerosas tiendas o de sus típicos wafles.
Viajar en el tiempo en ZAANSE SCHANS con sus característicos molinos de viento; Pasear por la plaza central de HOORN y degustar uno de sus platos típicos “Ribs” con los compañeros con Matthijs y Sabine.
Una vez en la cama ya, comenzaba mi recopilación de datos. Ojeaba las fotos que tenía e intentaba recopilarlas en un video para que mis compañeros en el IES ANTONIO DE MENDOZA comenzaran al igual que yo su viaje por Holanda, no quería que se perdieran nada, quería que sintieran que estaban allí….
En esta experiencia, he aprendido que la educación es uno de los pilares fundamentales de cualquier país no importa donde esté, que todos los docentes compartimos las mismas inquietudes, tenemos las mismas necesidades y luchamos por lo mismo: la EDUCACIÓN de nuestro alumnado. Sin embargo, estoy segura de que ha sido mucho mas enriquecedora porque la he compartido con mi compañera, visitar lugares, disfrutar de una comida, o pasear por las calles sin rumbo no hubieran sido posibles si lo hubiera hecho sola. Así mismo, creo que será más enriquecedora para mis compañeros en el IES ANTONIO DE MENDOZA puesto que Erasmus no es solo una experiencia profesional sino también cultural y gastronómica.